Casi todos los días asistimos a la triste realidad de la violencia doméstica. Es algo que existe; es inútil mirar hacia otro lado. Las mujeres víctimas de maltrato físico, sexual y psicológico parecen ser cada vez más y muchas, aún no han encontrado la fuerza para dejar un ambiente tóxico que amenaza sus vidas.
Pero otra realidad de la que sabemos poco, es la violencia que ejercen las mujeres contra los hombres. No sabemos a ciencia cierta por qué los hombres no denuncian los malos tratos, pero es probable que la vergüenza y un machismo oculto, sean los verdaderos motivos.
Un dato curioso, es el de que muchas de las mujeres que maltratan a sus parejas, fueron a su vez maltratadas por ellos en algún momento y viven este fenómeno como una especie de revancha o castigo.
En otros casos, las mujeres golpean, amenazan, lastiman e incluso matan a sus cónyuges por celos, porque quieren separarse de ellas o por cuestiones financieras.
Las cifras siguen siendo muy dispares, pero lo triste es saber que la violencia está presente. Una mujer muere a manos de un hombre cada 2 días, mientras que un hombre muere víctima de la violencia doméstica cada 14 días.
Está claro que las mujeres siguen siendo por lejos las primeras víctimas de la violencia conyugal, sin embargo, el caso de los hombres violentados es más habitual de lo que pudiéramos pensar.
Este tipo de violencia es tabú y en consecuencia, no se pueden elaborar estadísticas confiables. Los hombres hablan menos y también denuncian menos. Cuando 10 de cada 100 mujeres denuncian las agresiones por parte de sus parejas, tan sólo 3 de cada 100 hombres se atreven a hacerlo ante la Justicia. ¿Es posible que la cifra sea mayor? Tal vez.
La violencia contra las mujeres es objeto de campañas muy mediatizadas y está bien que así sea, porque todo lo que se haga para terminar con estos hechos aberrantes, es útil; pero también es cierto que existen pocas estructuras que atiendan la problemática de los hombres golpeados.
Asimismo, el tipo de violencia que reciben tanto unos como otros, también marca diferencias.
Los hombres suelen ser víctimas de más violencia física que sexual, mientras que las mujeres reciben maltrato físico, psicológico, sexual y financiero.
En una entrevista a la BBC de Londres, un joven llamado Jordan, cuenta su calvario:
“Nos conocimos en la escuela. Ya desde el principio Alex era muy celosa y por eso decidí terminar la relación, pero a las pocas semanas vino a decirme que estaba embarazada y fue por eso que decidí volver con ella.
Durante todo el embarazo e incluso después de que naciera nuestro hijo, me agredió física y psicológicamente.”
Jordan se quiebra varias veces a lo largo de la entrevista mientras cuenta todo lo que tuvo que padecer.
Alex lo aisló por completo. Durante 2 años no pudo ver a su propia madre, ni a sus amigos. Ni siquiera podía salir de su casa.
Le confiscó el teléfono y la Playstation, que era lo único que le permitía mantener el contacto con el exterior.
Jordan estaba solo y enfermo. Vivía una tortura permanente.
Un día, en que recibía una golpiza feroz, los vecinos llamaron a la policía y allí terminó todo. Jordan reconoció que era víctima de violencia doméstica y Alex fue condenada a 7 años de prisión.
¿Quiénes son los hombres golpeados?
Los hombres que son víctima de violencia conyugal, son a menudo jóvenes entre 25 y 44 años, que viven con sus parejas. Cuentan con bajos ingresos y tienen hijos.
Un perfil similar se da en las mujeres golpeadas, con una diferencia importante: suelen ser mujeres con bajo nivel educativo, mientras que en el caso de los hombres, se trata de profesionales o con importantes estudios.
¿Quiénes son las mujeres violentas?
No encontramos muchas estadísticas sobre el perfil de las mujeres violentas, pero sí sobre quienes han llegado a matar a sus parejas.
En estos casos, se trata de mujeres de entre 50 y 60 años que no trabajan o no tienen una profesión.
Por lo general, los asesinatos son consecuencia de una discusión.
Al pasar a la acción, los hombres utilizan un arma de fuego, mientras que las mujeres usan un arma blanca.
Lo que sí tienen en común, es que la violencia deliberada es tanto de hombres como de mujeres. Pocas veces el homicidio es involuntario.
Un aspecto del que también poco se habla, es del rol que cumplen los hijos en este círculo vicioso de violencia. Los padres están tan invadidos por sus traumas y su violencia que no ven que las principales víctimas son los niños, que no tienen opción y deben vivir dentro de un ambiente enviciado por las agresiones y las peleas.
A menudo, terminan siendo los más perjudicados, ya que o bien son también víctimas de violencia o deben pasar de familiar en familiar, viviendo de acogida.
Nunca la violencia ha servido para solucionar los conflictos. Al contrario, sólo aumenta las diferencias y nos sumerge en un mundo horrible que sólo puede tener un triste final.
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